En la Argentina el proceso de privatizaciones tuvo la característica principal de ser rápido y profundo: en menos de seis años el control de la gran mayoría de las empresas estatales pasó a manos privadas.
Ese traspaso se realizó de diferentes modalidades: a través de venta de acciones, venta de activos, contratos de asociación y concesiones.Aunque es difícil hablar de un patrón común, en todos los casos las empresas del estado fueron divididas vertical y horizontalmente. Fueron desintegradas para la privatización, definiendo regiones y sectores funcionales. Habían constituido monopolios públicos (Entel, Ferrocarriles Argentinos, entre otros) integrados verticalmente –una sola empresa se encargaba, tanto de la producción como del transporte y la distribución del servicio – y la mayoría lo estuvo horizontalmente, ya que controlaban el servicio sobre todo el territorio nacional.
La excepción fue la empresa Obras Sanitarias de la Nación (OSN), a cargo de la provisión de agua potable y del servicio de desagües cloacales de la Ciudad de Buenos Aires y de 13 partidos del conurbano bonaerense. Fue concedida por completo al consorcio Aguas Argentinas y no implicó mayores cambios en la configuración estructural del mercado.
Con la privatización de los servicios públicos, se modificó la relación entre los usuarios y las empresas prestadoras. Los derechos de los primeros se hicieron tangibles y explícitos en cuanto a la calidad y al precio y se crearon los entes reguladores para controlar la aplicación y el cumplimiento de las normas que los hacen valer.
Extraido de la página del gobierno: www.argentina.gov.ar/argentina/portal/paginas.dhtml?pagina=371
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